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Santa Biblia > Antiguo Testamento > Jueces
1 Pasado algún tiempo, durante la cosecha del trigo, Sansón fue a visitar a su mujer y le llevó un cabrito. Al llegar, dijo:
—Voy a entrar a ver a mi mujer, en su cuarto.
Pero el suegro no lo dejó entrar, 2 sino que le dijo:
—Yo pensé que ya no la querías, así que se la di a uno de tus amigos. Sin embargo, su hermana menor es más linda que ella; tómala en lugar de la mayor.
3 Pero Sansón le contestó:
—¡Ahora sí que no respondo del mal que yo les haga a los filisteos!
4 Entonces fue y atrapó trescientas zorras, las ató por el rabo de dos en dos, y a cada par le amarró una antorcha entre los rabos; 5 luego prendió fuego a las antorchas y soltó las zorras en los campos sembrados de los filisteos. De ese modo quemó el trigo que ya estaba amontonado y el que todavía estaba en pie, y hasta los viñedos y los olivares. 6 Los filisteos se pusieron a averiguar quién lo había hecho, y cuando supieron que había sido Sansón en venganza de que su suegro el timnateo le había quitado a su mujer y se la había dado a su amigo, fueron y quemaron a la mujer y a su padre. 7 Entonces Sansón dijo:
—Ya que ustedes se portan de esa manera, ¡juro que no descansaré hasta que me haya vengado de ustedes!
8 Y los atacó con tal furia que no les dejó hueso sano. Después se fue a vivir a la cueva que está en la peña de Etam.
Sansón y la quijada de asno
9 Los filisteos vinieron y acamparon en Judá, extendiéndose hasta Lehi, 10 y los de Judá les preguntaron:
—¿Por qué han venido a pelear contra nosotros?
Y ellos contestaron:
—Hemos venido a capturar a Sansón, para que pague lo que nos ha hecho.
11 Al oír esto, tres mil hombres de la tribu de Judá fueron a la cueva de la peña de Etam y le dijeron a Sansón:
—¿No sabes que los filisteos son más fuertes que nosotros? ¿Por qué nos has puesto en esta situación?
Sansón les contestó:
—Yo no he hecho más que pagarles con la misma moneda.
12 Entonces ellos le dijeron:
—Pues nosotros hemos venido a capturarte para entregarte a los filisteos.
Sansón respondió:
—Júrenme que no me van a matar ustedes mismos.
13 Y ellos le aseguraron:
—No, no te vamos a matar. Sólo queremos capturarte y entregarte a los filisteos.
Entonces lo ataron con dos sogas nuevas, y lo sacaron de su escondite.
14 Cuando llegaron a Lehi, los filisteos salieron a su encuentro, gritando de alegría. Pero el espíritu del Señor se apoderó de Sansón, el cual rompió las sogas que le sujetaban los brazos y las manos, como si fueran cordeles de lino quemados; 15 luego tomó una quijada de asno que había por allí y que aún no estaba reseca, y con ella mató a mil filisteos. 16 Después dijo:
«Con la quijada de un asno
hice uno y dos montones;
con la quijada de un asno
a mil hombres maté.»
17 Después arrojó la quijada, y por eso aquel lugar se llama Ramat-lehi. 18 Y como Sansón tenía muchísima sed, llamó al Señor y le dijo: «¿Cómo es posible que me hayas dado esta victoria tan grande, para ahora dejarme morir de sed y en manos de estos paganos?»
19 Entonces Dios abrió el hoyo que hay en Lehi, y Sansón bebió del agua que brotaba del hoyo, y se sintió reanimado. Por eso, al manantial que hasta la fecha está en Lehi se le llamó En-hacoré.
20 Sansón fue caudillo de Israel durante veinte años, en la época en que los filisteos dominaban la región.