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Santa Biblia > Nuevo Testamento > Filipenses
Armonía y humildad
1Así que, si Cristo les ha dado el poder de animar, si el amor los impulsa a consolar a otros, si todos participan del mismo Espíritu, si tienen un corazón compasivo, 2llénenme de alegría viviendo todos en armonía, unidos por un mismo amor, por un mismo espíritu y por un mismo propósito. 3No hagan nada por rivalidad o por orgullo, sino con humildad, y que cada uno considere a los demás como mejores que él mismo. 4Ninguno busque únicamente su propio bien, sino también el bien de los otros.
La humillación y la exaltación de Cristo
5Tengan unos con otros la manera de pensar propia de quien está unido a Cristo Jesús, 6el cual:
Aunque existía con el mismo ser de Dios,
no se aferró a su igualdad con él,
7sino que renunció a lo que era suyo
y tomó naturaleza de siervo.
Haciéndose como todos los hombres
y presentándose como un hombre cualquiera,
8se humilló a sí mismo,
haciéndose obediente hasta la muerte,
hasta la muerte en la cruz.
9Por eso Dios le dio el más alto honor
y el más excelente de todos los nombres,
10para que, ante ese nombre concedido a Jesús,
doblen todos las rodillas
en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra,
11y todos reconozcan que Jesucristo es Seńor,
para gloria de Dios Padre.
Hacer efectiva la salvación
12Por tanto, mis queridos hermanos, así como ustedes me han obedecido siempre, y no sólo cuando he estado entre ustedes, obedézcanme más ahora que estoy lejos. Hagan efectiva su propia salvación con profunda reverencia; 13pues Dios, según su bondadosa determinación, es quien hace nacer en ustedes los buenos deseos y quien los ayuda a llevarlos a cabo.
14Háganlo todo sin murmuraciones ni discusiones, 15para que nadie encuentre en ustedes culpa ni falta alguna, y sean hijos de Dios sin mancha en medio de esta gente mala y perversa. Entre ellos brillan ustedes como estrellas en el mundo, 16manteniendo firme el mensaje de vida. Así, cuando venga Cristo, yo podré sentirme orgulloso de ustedes, sabiendo que no he corrido ni trabajado en vano. 17Y aunque mi propia vida sea sacrificada para completar la ofrenda que ustedes hacen a Dios por su fe, yo me alegro y comparto esa alegría con todos ustedes. 18Alégrense ustedes también, y tomen parte en mi alegría.
Timoteo
19Confiado en el Seńor Jesús, espero mandarles pronto a Timoteo, para alegrarme al recibir noticias de ustedes. 20Porque no tengo a ningún otro que comparta tanto mis propios sentimientos y que de veras se preocupe por el bien de ustedes; 21todos buscan su propio interés, y no el interés de Jesucristo. 22Pero ustedes ya saben del buen comportamiento de Timoteo y de cómo ha servido conmigo en el anuncio del evangelio, ayudándome como si fuera mi hijo. 23Así que espero enviárselo en cuanto yo sepa qué va a pasar conmigo; 24aunque confío en el Seńor que también yo mismo iré pronto.
Epafrodito
25Igualmente me parece necesario mandarles al hermano Epafrodito, mi compańero de trabajo y de armas, al que ustedes mismos me enviaron para atender mis necesidades.
26Él siente mucha nostalgia de todos ustedes, y está muy preocupado porque ustedes supieron que se encontraba enfermo. 27Y es verdad que lo estuvo, y hasta a punto de morir; pero Dios tuvo compasión de él, y no sólo de él sino también de mí, para que no tuviera yo más tristezas de las que ya tengo. 28Por eso se lo envío a toda prisa, para que ustedes se alegren de verlo otra vez y para que yo no esté tan triste. 29Recíbanlo con toda alegría, como hermano en el Seńor, y estimen siempre a los que son como él, 30ya que estuvo a punto de morir por servir a Cristo. Puso en peligro su vida, y estuvo cerca de la muerte, por prestarme los servicios que ustedes no me podían prestar personalmente.
Texto bíblico: Dios habla hoy ®, Tercera edición © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1994.