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Santa Biblia > Nuevo Testamento > Efesios
Hijos y padres
1Hijos, obedezcan a sus padres como agrada al Seńor, porque esto es justo. 2El primer mandamiento que contiene una promesa es éste: «Honra a tu padre y a tu madre, 3para que seas feliz y vivas una larga vida en la tierra.»
4Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino más bien edúquenlos con la disciplina y la instrucción que quiere el Seńor.
Esclavos y amos
5Esclavos, obedezcan ustedes a los que aquí en la tierra son sus amos. Háganlo con respeto, temor y sinceridad de corazón, como si estuvieran sirviendo a Cristo. 6Sírvanles, no solamente cuando ellos los están mirando, para quedar bien con ellos, sino como siervos de Cristo, haciendo sinceramente la voluntad de Dios. 7Realicen su trabajo de buena gana, como un servicio al Seńor y no a los hombres. 8Pues deben saber que cada uno, sea esclavo o libre, recibirá del Seńor según lo que haya hecho de bueno.
9Y ustedes, amos, pórtense del mismo modo con sus siervos, sin amenazas. Recuerden que tanto ustedes como ellos están sujetos al Seńor que está en el cielo, y que él no hace discriminaciones.
El combate espiritual del cristiano
10Y ahora, hermanos, busquen su fuerza en el Seńor, en su poder irresistible. 11Protéjanse con toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan estar firmes contra los engańos del diablo. 12Porque no estamos luchando contra poderes humanos, sino contra malignas fuerzas espirituales del cielo, las cuales tienen mando, autoridad y dominio sobre el mundo de tinieblas que nos rodea. 13Por eso, tomen toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan resistir en el día malo y, después de haberse preparado bien, mantenerse firmes.
14Así que manténganse firmes, revestidos de la verdad y protegidos por la rectitud. 15Estén siempre listos para salir a anunciar el mensaje de la paz. 16Sobre todo, que su fe sea el escudo que los libre de las flechas encendidas del maligno. 17Que la salvación sea el casco que proteja su cabeza, y que la palabra de Dios sea la espada que les da el Espíritu Santo. 18No dejen ustedes de orar: rueguen y pidan a Dios siempre, guiados por el Espíritu. Manténganse alerta, sin desanimarse, y oren por todo el pueblo santo. 19Oren también por mí, para que Dios me dé las palabras que debo decir, y para que pueda hablar con valor y dar así a conocer el designio secreto de Dios, contenido en el evangelio. 20Dios me ha enviado como embajador de este mensaje, por el cual estoy preso ahora. Oren para que yo hable de él sin temor alguno.
Despedida (6.21-24)
21Tíquico, nuestro querido hermano y fiel ayudante en la obra del Seńor, les llevará todas las noticias acerca de mí y de cómo me encuentro. 22Por eso se lo envío a ustedes, para que les diga cómo estamos y de esta manera los anime.
23Que Dios el Padre, y el Seńor Jesucristo, les dé a los hermanos paz y amor, con fe; 24que él dé su gracia a todos los que aman a nuestro Seńor Jesucristo con amor inalterable.
Texto bíblico: Dios habla hoy ®, Tercera edición © Sociedades Bíblicas Unidas, 1966, 1970, 1979, 1983, 1994.